jueves, 5 de agosto de 2010

Hermano vuelve a Casa

por Eunice Morales














Los jovenes por los jovenes.
Los jovenes por la Iglesia.
Los jovenes por sus semejantes.

Es una de las misiones que Dios, nuestro máximo Director nos dejó aqui en la tierra, y nosotros como sus colaboradores es nuestro proposito hacer, y de esa manera cumplir con una porción de la parte que nos toca.

Semanas atrás hemos estado haciendo visitas a los jovenes de nuestra Iglesia que por circunstancias de la vida misma se han alejado y ha sido de grande bendición tanto para ellos, como para nosotros. Es de gran satisfacción llevarle palabras de ánimo, consuelo, amor y esperanza a una alma con desanimo espiritual y decirle que nuestro Padre Celestial está a la puerta esperando con los brazos abiertos. Porque no hay tristeza mas grande que la de un padre ver a su hijo fuera de casa.

Si en nuestro corazón vive Cristo Jesús inundaremos a otros de amor y bendición porque estaremos conectados a la fuente de amor. Y seremos como un manantial en un desierto que se derrama para refrescarlo todo y despertará en los que están por perecer, ansias de beber el agua de vida. Esto sucede cuando atesoramos el amor de Cristo en nuestra vida, así como una dulce fragancia no se puede ocultar, su santa influencia será sentida con todos aquellos con quienes nos relacionemos.



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